Buscar este blog

sábado, 6 de febrero de 2010

Historia de un Dragón tragón


Era alto y delgado como su padre (pero fumaba puros como su madre). Su corazón era como un piano, y su potente cola como un tren; lo único que tenía pequeño era la cabeza, afilada y diminuta, con pelo de viruta y flequillo tieso y cano. A pesar de su cuerpo acorazado, el Dragón no era agresivo como su antepasado el armadillo.

El lago se había quedado sin una alga, y el Dragón necesitaba algo para comer. Para evitar fotógrafos, el Dragón tragón sólo salía de noche, cuando la noche era muy oscura, precisamente para no asustar. Los murciélagos, sabios en noches como los serenos, le avisaban cuando no había peligro.

Con movimiento primario, el Dragón, de repente, se asomaba lentamente de entre las aguas del lago, y aunque surgía despacito armaba un maremoto.

El Dragón tragón no se alejaba mucho del lago; cerca de la orilla descubrió hierbas finas, verdes praderas llenas de finas hierbas, tales como lechugas, repollos, coliflores y aceitunas.

En unos dias acabó con las huertas de la comarca.